Son obreros de una empresa
que les da sueldos y coches,
las becas para sus hijos,
un buen fondo de pensiones.
Tuvieron hasta anteayer
economato y acciones
para poder ahorrar
dinero como los dioses.
Ahora salen llorando
porque el cierre los acoge
con esas prejubilaciones
de trabajadores jóvenes.
No saben los señoritos
que otros no han tenido
tanta suerte en sus vidas
de trabajo más jodido.
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