El 8 de marzo hago
una huelga en mi casa.
Plancharé al día siguiente,
comeré en el restaurante,
me peinará la peluquera,
no limpiaré mi casa
y si alguien me protesta
le hago un corte de mangas.
Soy una mujer cansada
de ser el segundo plato.
Yo soy la protagonista.
Los hombres yo los aparto
del primer puesto que ocupo
porque dirijo y mando.
No faltará en mi mano
la pulsera que controla
mi actividad diaria
para no pasar de cero
y tumbarme en la hamaca.
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