Mario Conde ha regresado
a la fría y cruel prisión
arrastrando a los suyos
en el banco que hundió
cuando su gomina olía
a pesetas de color.
Va el padre, va la hija,
va el hijo, va el yerno,
no se libran los amigos
que le escondieron los euros.
Hacienda sigue buscando
billetes de aloe vera
maquillados con cosmética
tan blancos como la Nivea.
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