Meghan Markle se sentó con su esposo ante la veterana Oprah Winfrey. Querían contarle muchas cosas. Empezaron a hablar y salió el racismo. En Buckingham Palace se preocupaban por el color de la piel del pequeño Archie. ¿Sería un príncipe negro? Le quitaron el título de príncipe antes de nacer. Pobre niño. Meghan sufrió mucho. Pensó incluso en un suicidio. Gracias a Dios, no llegó a tanto. Sólo llegó a convencer a Harry para marchar de Londres cuanto antes.
No dijeron Meghan y Harry si eran felices. Deben serlo. Una niña viene en camino. Esperan que traiga la nueva niña un pan bajo el brazo. Estan viviendo con la herencia de la Princesa Diana. Oprah Winfrey se emocionaba. No era para menos. Tenía ante sí al matrimonio inglés más pobre.
También se emocionó la Reina de Iglaterra. Estaba tan afectada que no podía firmar el breve comunicado que le escribieron en Buckingham. No tenía mucho que decir. Sólo que querían a los Duques de Sussex y que le preocupaba que en su familia hubiera racismo. Ya lo solucionaría. Eso sí, no les pidió a Harry y a Meghan que regresaran a Inglaterra.
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