Este año no iremos a la fiesta de Las cruces de mayo en Córdoba. Estuvimos por allí el año pasado y comprobé que no eran fiestas para mí. Me atacó de tal manera el olor a de las flores que sólo pude pasearme por las calles floridas un día. El segundo día tuve que dejar que mis niñas salieran con su padre mientras servidora se atrincheraba en el hotel con sus estornudos. Estas fiestas no están hechas para los alérgicos al polen.
No sólo hay cruces de flores en las calles. También hay tablaos donde la gente baila y bebe hasta desfallecer. En Andalucía hay siempre mucha alegría. Lo malo es que la alegría de estas fiestas que se celebran entre el 29 de abril y el 3 de mayo se les está yendo de las manos. Lo que era una fiesta típica, tradicional, se está convirtiendo en un macrobotellón al aire libre. Tienes que saber muy bien a dónde vas para no acabar metida en un lío.
Mi marido conocía estas fiestas de su infancia. Su madre siempre iba y lo arrastraba hasta las cruces de flores y el baile flamenco que no baila pero aplaude. Ahora las fiestas no son las que eran. Regresó al hotel antes de lo previsto. Me dijo que no era ambiente para nuestras hijas. Había mucho borracho adolescente salido de copas.
Aún así, os recomiendo estas fiestas. Si te gustan las flores y el polen no hace muchos estragos en ti, debes ir. Hay cruces de flores muy bonitas. Los cordobeses engalanan las paredes de sus casas, los patios; en todos los rincones de la ciudad encuentras un adorno floral que te recuerda la fiesta.
Deberían recobrar el encanto de antaño estas fiestas. Pero eso es cosa de la gente y de las autoridades. De momento, van por mal camino. Eso no quiere decir que un día aparezca en Córdoba un nuevo alcalde que ponga orden y recobre lo que fueron en su día las Cruces de mayo.
No sólo hay cruces de flores en las calles. También hay tablaos donde la gente baila y bebe hasta desfallecer. En Andalucía hay siempre mucha alegría. Lo malo es que la alegría de estas fiestas que se celebran entre el 29 de abril y el 3 de mayo se les está yendo de las manos. Lo que era una fiesta típica, tradicional, se está convirtiendo en un macrobotellón al aire libre. Tienes que saber muy bien a dónde vas para no acabar metida en un lío.
Mi marido conocía estas fiestas de su infancia. Su madre siempre iba y lo arrastraba hasta las cruces de flores y el baile flamenco que no baila pero aplaude. Ahora las fiestas no son las que eran. Regresó al hotel antes de lo previsto. Me dijo que no era ambiente para nuestras hijas. Había mucho borracho adolescente salido de copas.
Aún así, os recomiendo estas fiestas. Si te gustan las flores y el polen no hace muchos estragos en ti, debes ir. Hay cruces de flores muy bonitas. Los cordobeses engalanan las paredes de sus casas, los patios; en todos los rincones de la ciudad encuentras un adorno floral que te recuerda la fiesta.
Deberían recobrar el encanto de antaño estas fiestas. Pero eso es cosa de la gente y de las autoridades. De momento, van por mal camino. Eso no quiere decir que un día aparezca en Córdoba un nuevo alcalde que ponga orden y recobre lo que fueron en su día las Cruces de mayo.
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Me gustó mucho Dragor, un pequeño pueblo de pescadores que está a sólo 12 kilómetros de Copenhague. Yo no tenía previsto salir de la capital de Dinamarca a la que había llegado con mi esposo en un viaje de negocios. diariodeunamissculta.blogspot.com |
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