En España hay ricos de verdad. Por ejemplo, los españoles que estaban disfrutando del Costa Concordia, el gran barco que los acercó a la muerte. Una pena. Me refiero a la pena de morir cuando eres feliz porque eres rico. La alegría es que tu riqueza te permita pagar un billete de crucero mientras tu vecino no puede pagar la hipoteca de su humilde piso.
Esto cambiará con Mariano Rajoy. Llegaremos al final de la legislatura con un mayor número de españoles veraneando en cruceros con toda la familia. Serán personas con trabajo, con dinero, con cara de pagadores; ese tipo de personas a las que los banqueros les dan crédito porque saben que solventes nada más observar la felicidad que les pinta los rostros.
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