miércoles, 12 de junio de 2019

Para entender a los catalanes

En el Travis Touch Traductor Inteligente de Bolsillo encontré lo que buscaba: un traductor que me mostrara en su pantalla la forma escrita. Yo domino más los idiomas extranjeros en su forma escrita que en su forma oral. De esta manera, al ver escrito en la pantalla lo que traduce, me siento más segura cuando uso este traductor para comunicarme con extranjeros durante mis viajes por el mundo mundial. 

No es barato. Pagar por un traductor 199 euros es para pensárselo. Por mucho que te traduzca 105 idiomas, 199 euros son 199 euros. No se ganan todos los días. Por eso le di alguna vuelta antes de comprarlo. Hoy lo volvería a comprar sin pensarlo dos veces. Es un traductor fantástico. 

Este traductor es muy fácil de usar. Tú hablas y él traduce de manera instantánea lo que vas diciendo. Cuando habla tu interlocutor tienes que presionar el botón correspondientes para que te traduzca lo que te está diciendo. Hasta mis hijas se entienden con el traductor sin necesidad de haber leído el folleto de instrucciones. Tiene un funcionamiento muy intuitivo. 

En cuanto a su conectividad no hay queja. cuenta con Wi-Fi, 4G LTE y Bluethooth. Puedes conectar tu Travis a Internet con Wi-Fi, con una tarjeta de datos o activando el hotspot de tu teléfono móvil. Yo lo tengo conectado con una tarjeta de datos. 

La carga le dura bastante. Tiene carga inalámbrica. A mí casi me daba igual como cargara, pero mi chico se fijo mucho en esta ventaja, según él. En lo que sí me fijé es en que cargué rápido. Soy siempre una mujer con prisas. 

Os lo recomiendo. Lo mejor de este traductor son los micrófonos duales con cancelación de ruido que capturan con precisión tus conversaciones y el altavoz de alta calidad reproduce la traducción de manera muy precisa. Traduce mejor que alguna persona a la que le pagas en otros países para que te traduzca y acaba distorsionando con su imaginación la realidad de la conversación.

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domingo, 9 de junio de 2019

Para ir de vacaciones como los del PP

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Cuando vi la fachada del Hotel Son Net en Puigpunyent, Mallorca, me vinieron a la cabeza los palacios toscanos. Es idéntica. Se ve que los dueños primitivos de esta gran casona mallorquina tenían los mismos gustos que los dueños de los palacios toscanos. Esta casona que han convertido en un hotel con mucho encanto fue construida en el siglo XVII. 

Afortunadamente, la han remodelado bien. Nosotros no echamos de menos las comodidades de nuestra casa durante la casi semana completa que pasamos entre sus paredes. Es un hotel que está en un sitio tranquilo. Ubicado en la cima de un monte ofrece interesantes vistas de los alrededores. 

Cuando llegamos salió un portero a recibirnos. Le indicó a mi chico dónde tenía que aparcar y se hizo cargo de mis dos maletas. Más tarde supe que tanta amabilidad se debía a que no quieren coches aparcados delante de la fachada del hotel. Había una turista alemana empecinada en aparcar delante de la puerta del hotel. Fue esta señora la que me contó que la amabilidad del portero no era tal, sino una manera amable de sacar los coches de delante del hotel. Le quieren dar un aire muy chic y consideran que los coches delante no les quedan bien. 

La decoración interior está muy cuidada. Ves materiales nobles y detalles de arraigo rural. Los elegantes cortinajes te hacen sentir como una marquesa en su casa mallorquina. Las puertas son todas de madera maciza y ves muchos herrajes mallorquines reforzándolos. Mi marido reconoció varios cuadros de firma. Le pregunté a la empleada de la recepción y me dijo que todos los cuadros tenían la firma de un pintor local famoso. Las litografías numeradas me llamaron tanto la atención como los muchos libros que veías. 

Nos dieron una habitación con vistas al monte. Respirabas sano con sólo abrir la ventana. Allí no se sabía lo que era la contaminación. Tampoco se sabía lo que era la pequeñez. Si la habitación era grande el cuarto de baño no se queda atrás con sus veinte metros cuadrados. Me hubiera gustado poder tener en mi casa un cuarto de baño tan amplio para mí sola. Eran veinte metros cuadrados de mármol negro. Me encantó el espejo corrido, la ducha y la bañera separadas y unas toallas tan sedosas que te venían ganas de llevarlas en la maleta para tu casa. No llevé ninguna, por supuesto. Una es una mujer honrada. Sólo tomé nota de la marca de los artículos de aseo: Nina Ricci. Una buena marca. 

Os recomiendo este hotel rural en Mallorca. No debes perderte su piscina. Es una piscina con vistas a los tejados del pueblo. Nadar era como flotar en el espacio porque veías la raya azul del agua difuminada con el horizonte del cielo. Sólo por volver a experimentar esa sensación de plenitud celestial regresaría al Hotel Son Net en Puigpunyent, Mallorca. Un hotel de diez.



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Las tapas no sólo existen en España. Hasta en la lejana Tanzania puedes encontrar un buen bar de tapas. Nosotros lo encontramos en un embarcadero del Hotel Meliá Zanzíbar, el hotel donde nos alojamos durante nuestra visita a esta preciosa isla que os recomiendo. También os recomiendo el hotel. Es un cinco estrellas muy caro, pero los servicios que te prestan están a la altura de su precio. El hotel es lujoso, está limpio y los empleados son muy amables. 

Nos dieron una de las mejores habitaciones. Realmente todas eran maravillosas. Las habitaciones de este hotel son amplias y espaciosas, mientras que las villas privadas son todavía más lujosas porque tienen grandes jardines y piscinas de inmersión. Nosotros no tuvimos la suerte de poder disfrutar de una villa privada. Mi marido me prometió que en nuestro próximo viaje a esta maravillosa isla llevaremos a las niñas y cogeremos una villa para nosotros solos. Cruzo los dedos. No sé si juntará el dinero para un capricho tan caro.

En todo caso, no me quejo. No nos aburrimos. En el hotel hay varios paquetes de tablas disponibles, además de un montón de actividades en el sitio e instalaciones de portivas y de relax, incluyendo un excelente spa, un gimnasio y una enorme piscina que parece casi un lago por su tamaño. Nosotros pudimos practicar deportes acuáticos. Mi chico echó mano de un carrito de golf gratuito en la playa hasta el cercano Gabi Beach Club. Lo acompañé. No me gusta el golf como deporte, pero me gusta el ambiente de gente bien que hay en los campos. Os repito: fuenuna pena no llevar a las niñas. Lo hubieran pasado bien. El complejo familiar cuenta con un club infantil (abierto sólo en temporada alta), pero no es tan ruidoso o lleno de actividad como el Ocean Paradise Resort & Spa donde se alojamban unos amigos nuestros. Este hotel tiene un ambiente familiar tranquilo.


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miércoles, 5 de junio de 2019

Para viajar a la Riviera Maya



La Riviera Maya me encanta para mis vacaciones románticas que no siempre son románticas cien por cien. Tanto mi chico como servidora sumamos a nuestros viajes de placer nuestros motivos de trabajo. 

Los días que pasamos en el Hotel Grand Bahía Príncipe Cobá en la Riviera Maya nos sirvieron para volver a la Playa del Carmen, practicamos submarinismo y mi chico se atrevió con el snorkel para dejarme impresionada de sus progresos en los deportes acuáticos. También tuvimos tiempo para ir a visitar los restos arqueológicos de Chichén-Itzá, Tulum y Cobá. 

De no haber estado en la Riviera Maya no habría salido del hotel. Su centro de spa y bienestar me quitó el estrés de encima. Falta me hacía porque llevaba mucho trabajo en mis espaldas. Incluso llevé trabajo para el hotel. Menos mal que la conexión wi fi era gratis. 

La habitación me encantó. Era grande como un piso. Por un lado teníamos la zona de dormitorio con una decoración muy señorial. Parecía que estabas en un hotel del centro de París. Aquello, como decía mi chico, no parecía México. La otra zona de la habitación era un salón más grande que el de mi casa. En el salón estaba el balcón amueblado como la terraza de la casa de mi madre. Estuvimos tan bien que no tenía ganas de regresar a España. Si no fuera que tengo dos hijas, me quedaba en la Riviera Maya. En el cuarto de baño había una bañera de hidromasaje. En el Hotel Grand Bahía Príncipe Cobá en la Riviera Maya saben como mimar a los clientes. No me extraña que estuviera hasta los topes. 

Os lo recomiendo. Es un hotel donde hay muchas familias con niños. Yo lamenté no haber llevado a mis hijas. Lo hubieran pasado bien. En el Hotel Grand Bahía Príncipe Cobá en la Riviera Maya hay animación para niños y para adultos. Nadie se aburre en este hotel de estancias amplias y luminosas. Pero lo mejor no es el hotel sino el personal. Trabajan de manera muy profesional. Tienen el hotel limpio como una patena.

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